Las cubiertas de la parroquia presentaban un estado pésimo, la degradación de la capa impermeabilizante original y la degradación de las capas añadidas posteriormente llegaron a un punto de mantenimiento insostenible. Para recuperar el estado óptimo de impermeabilización se demolió y reconstruyó de nuevo la cubierta al completo. El estado de catalogación del edificio, obra del arquitecto Fernando Barquín, obligaba a tener un especial cuidado en la actuación y en la forma de ejecución. Aparte de la dificultad añadida por el propio diseño del edificio a modo de cascada, la cubierta se encuentra formulada a una sola agua de gran inclinación. Esto obligó a emplear técnicas y sistemas novedosos para asegurar la impermeabilización al mismo tiempo que se conseguía mantener intacto el diseño original de Fernando Barquín.